martes, 26 de enero de 2010

La Culpa


La palabra "conciencia" proviene del latín, conscíentía, que significa estar consciente de culpa. Esta palabra está derivada de com (culpa) y de sciere (saber)

La CULPA en las tradiciones judeo-cristiana e islámicas se la considera como una característica del pecado, convirtiéndose el mal comportamiento en un crimen directo contra el Ser Supremo.

“Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios.” Romanos 3:23

Todos estos significados provienen de la antigua (aunque hoy en día sigue rigiendo) educación basada en “lo que esta bien” y “lo que esta mal”. Las religiones se ocuparon de hacerle saber a los fieles (analfabetos e ignorantes la mayoría) que era lo que les garantizaba una vida pos muerte mejor que esta, y que era lo que les garantizaba una eternidad de sufrimientos en un lugar horripilante, lleno de torturas y dolores que seguirían por toda la eternidad.

Con este cuadro no queda ninguna duda que desde el más ignorante hasta el más pensante dudaba a la hora de hacer algo “que estaba mal”. Y si lo hacia, su consciencia se encargaba de “saber su culpa” y tomar el castigo correspondiente, para limpiar su alma de esa suciedad y poder así entrar al morir en el reino de los cielos con honores. Pero a la vez el sentimiento culposo le daba terror confesar por quedar expuesto como un pecador digno del rechazo del soberano, se guardaba para él ese sentimiento culposo y acumulaba otros, llegando incluso a considerarse no digno de esta vida por tener tanta culpa y en el peor de los casos quitársela (suicidio).

Me detengo en la palabra consciencia y en vez de su etimología juego con su morfología, Con + Ciencia. Cuando uno tuvo una actitud que trajo como consecuencia sentimientos feos (tristeza, angustia, bronca) recapacita científicamente su obrar y toma noción, saber de que debe cambiar para poder, convivir en armonía, con uno mismo o con otros pares.

Entonces no hay “lo que esta mal” o “lo que esta bien”, "Infierno o Paraíso”, sino que experiencia de la vida misma que van marcando por donde se puede seguir y por donde se debe cambiar, rever, modificar, restar o sumar para evolucionar como especie, física y mentalmente.

Los libros religiosos en sus primeras páginas ya hablan de que somos todos culpables a partir del nacimiento. Ya para el supremo hicimos algo que esta mal y nos ganamos un punto (sin haber hecho nada) para el Infierno. Con esto la palabra culpa en el sentido de sentirse mal, oprimido angustiado y rechazado por una acción produce estragos en nuestra psiquis. Debemos ir a limpiar esa culpa al chaman, cura, rabino, padre, monje mas cercano no porque uno quiere profundizar sobre su accionar sino por el miedo de seguir sumando puntos para el sufrimiento eterno pos muerte.

En nuestros tiempos se sigue viendo padres que a sus hijos los educan bajo la culpa, sin siquiera pensar en ello. El reproche y muchas veces castigo viene sin un análisis de la situación, sino que desde la culpa directa. “Por tu culpa me puse mal”.

Acá describo una situación vivida en un viaje en tren hacia mi trabajo. Una mujer de unos 30 años embarazada, tenía otro niño de unos 8 años a su lado. Estaban por bajar del tren el la próxima estación así que estaban parados delante de la puerta que obviamente estaba cerrada. La misma tiene una ventanilla por la que se puede observar el paisaje mientras el tren avanza. El niño encantado por lo que se veía, se acerco más a la ventana para poder disfrutar más de eso que estaba descubriendo, y que le fascinaba. Al instante en que avanzo un paso hacia delante, la madre lo tomo del brazo lo empujo hacia atrás, le pego un cachetazo y muy enojada le grito: “No vez que te podes caer”. El niño quedo atónito y con cara de “acabo de hacer algo mal”, de culpable, de que logro hacer enojar a su madre.

La mujer ya le estaba enseñando que hay ciertas actitudes que aunque a uno le gusten, a ella la ponían furiosa. El niño es niño y no tienen la capacidad de entender que la mama lo que le pasa es que tiene miedo de que la puerta se abra y el caiga, dejándola desconsoladamente triste. Ahora bien ¿que necesidad de pegarle y gritarle? Esa es la escuela del bien y el mal. La otra es la de la consciencia. La madre podría tranquilamente tomarlo del brazo y decirle “hijo, quédate cerca de mama porque A MI me da miedo de que la puerta se abra y te caigas”. El hijo sabría que la mama no esta enojado porque el hizo algo que le daba curiosidad y placer, sino que lo esta cuidando. Que lo Ama.

Reconozco al ser papá que educar a los hijos bajo el código de “bien y el mal” es mas cómodo. No hay que dar tantas explicaciones y uno no habla de si mismo sino de la situación. Nadie se cuestiona nada, "esto es así", y si no lo cumplís viene el castigo, el rechazo, el no Amor. La Culpa.

Yo he aprendido a dejar de usar la palabra CULPA y la he reemplazado por “HACERME CARGO” y eso significa ser conciente de la situación, aprender de ella. No reaccionar desde la culpa, “por mi culpa el niño se cayo, lo descuide”. Es tan poderoso ese sentimiento de haber hecho algo mal que el niño jamas volvera hacerlo. Actúa de la forma práctica, pero carente de Amor.

Bien y mal son conceptos que estancan el crecimiento, la concientización es un método evolutivo de la especie.

El error no es tal, son experiencias en la vida de cada uno, que nos sirven para crecer, ser mas humanos ;0)

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