martes, 26 de abril de 2011

El Presente


PRESENTE:
-Que está en un lugar al mismo tiempo que otra persona o en el momento en que sucede alguna cosa.
-Que está o existe en un lugar determinado.
-Que ocurre o existe actualmente.
-Regalo o cosa que se da voluntariamente en señal de agradecimiento o afecto.

Está, ocurre, existe, regalo…

Es hasta el día de hoy que muchas veces me encuentro haciendo algo de una manera veloz. Por ejemplo, los otros días estaba con mi hija y algunos amigos en la terraza de mi edificio disfrutando del sol otoñal cuando mi hija me pidió que le trajera su botella de agua que se encontraba en nuestro departamento en la planta baja (el edificio es antiguo y tiene tan solo dos pisos).

Baje las escaleras, entre al departamento, tome la botella y nuevamente comencé a subir. Mientras lo hacia note que me estaba apurando. Inmediatamente me cuestione esto: “¿Para que estoy corriendo? ¿Porque estoy tan apurado?”. Aminore mi marcha y la respuesta vino sin mayores titubeos: “Te estas apurando para llegar rápido arriba y seguir disfrutando de la buena compañía allí en la terraza y no perderte nada de ese momento bello”.

Ahora porque ese apuro. Nadie de los que estaba allí estaba ni apurado, ni con ganas de irse, ni el sol dejaría de brillar por las próximas 4 o 5 horas. Tampoco yo me desmaterializaría. Sentí mis pulsaciones y estaban aceleradas. Estaba sumamente ansioso. Al aminorar mi marcha se sereno mi corazón y la ansiedad desapareció. Solo quedo el grato sentimiento de que estaba viviendo algo lindo, ese sentimiento que hace que uno se de cuenta de que esta vivo. Subía ahora las escaleras a un paso natural y todo se potenciaba. Me sentía presente, feliz y dirigiéndome a un buen lugar.

Otras veces me ha pasado de encontrarme cepillando mis dientes, lavando vajillas, o mismo caminando por la calle velozmente sin necesidad de ello. En ese momento de darme cuenta, aminoro y vuelvo al presente. Vuelvo a esa sensación de “Acá”, “Ahora” “Estar”, “Existir”, “Presente”, sensaciones todas de tranquilidad a pesar de tener una rutina o mandato que realizar.

¿Porque estamos tan apurados? Terminamos perdiendo ese Presente. Ese “Regalo” que todos hemos recibido del momento en que nacemos.

Por mi lado me he dado cuenta que por lo general cuando la estoy pasando bien, ni ganas de ir al baño tengo si tuviera la necesidad. Permanezco en ese momento, quiero retenerlo. A “esos” momentos comencé a prestarle mucha atención. Me di cuenta que allí podría permanecer horas. En el mismo no existía el tiempo como normalmente lo registramos. Podría ser un lunes, miércoles, sábado o domingo. Las 09hs o las 24hs, nada de eso era importante. Solo existía eso que me rodeaba, podía hasta percibirlo como una energía, una presencia vital con movimientos y vibraciones.

Desde hace ya unos años que busco maneras de permanecer en ese lugar lo mas que pueda, ya que allí todo fluye. Puedo pensar, tomar decisiones, respirar y por sobre todas las cosas vivir mejor.

Creo que lo que nos quita el presente es la ansiedad. Queremos regresar a un lugar que sabemos hemos estado bien o que nos han dicho que la pasaremos igual o mejor. Cuanto mejor nos dicen que la pasaremos mas ansiosos nos ponemos y por ende más nos escapamos del presente. Si en la habitación que estas ahora, estas feliz permanecerás cómodo allí, pero si alguien te convence de que en otra habitación, que aun no conoces, la pasaras mejor que en esa, tu mente ya comenzara a pensar en ese lugar y deseara llegar lo antes posible. La ansiedad de llegar a conocer ese lugar (habitación) comenzaría a perturbar tu mente sacándola del presente. No podrías concentrarte en lo inmediato, en la realidad que te circunda porque desearías conocer esa habitación.

En mis clases de teatro una vez sentí que el personaje al que estaba interpretando se convertía en algo real para mí. Ya no pensaba como yo sino que como lo haría ese personaje. Sentí una gran emoción al vivenciar eso. Estaba jugando a que era otra persona y era absolutamente creíble para mí. Solo que duro escasos segundos, luego volví a “mí haciendo de otro” desde un lugar mas intelectual y no orgánico. Cuando hicimos la devolución ese día, yo le comente mi experiencia a mi maestro y el me dijo que esos son los momentos que el actor debe aprender a sostener en el tiempo y espacio, que era lo mas difícil de lograr. Que cuanto más al actor le sucedía eso, mejor su performance porque estaba disfrutando de su personaje. Era creíble para él, por ende para el público también.

Yo lleve esa premisa a mi propia vida. Debía encontrar la manera de sostener en el tiempo y en el espacio esa sensación de presencia, de momento mágico, de verdad. En todos estos años lo he intentado una y otra vez, tomando conciencia de cuando estaba apurándome o cuando algo me generaba ansiedad. Descubrí que el observar lo que me rodeaba inmediatamente me traía de regreso al presente. En teatro se habla de las “Pequeñas verdades”; son objetos o diferentes recursos que utiliza el actor para poder meterse mas a fondo con su personaje. Ese objeto lo trae a una realidad inmediata que logra que su mente se focalice allí y no se escape buscando resultados.

Por ejemplo me ha pasado de estar en alguna situación comprometida con otra persona y de repente sentir que mi mente se va aun y a pesar de estar pasando un excelente momento. Este escape de ansiedad provoca inmediatamente una lucha mental interna muy desgastadora para uno y para el que esta presente. Esos son los momentos en donde busco algo que me traiga nuevamente a ese “Ahora”, observo algún objeto cercano o cualquier pequeña verdad. Increíblemente, mi mente deja de divagar y comienza a registrar lo que me circunda y obviamente a la otra persona.

Permanecer en el presente es una de las tareas más difíciles pero más gratificantes que he encontrado en esta vida. He tenido que cambiar mi manera de pensar en un mañana mejor para trabajar sobre “Ahora” es mejor. Y claro que en ese “ahora” muchas veces las emociones no siempre son color rosa ni celeste, son negras y oscuras, tenebrosas y horribles, pero el permanecer en el presente hace que se las transite con realidad. No necesitamos de drogas para taparlas ni de creencias de mundos mejores, o tierras prometidas. Es lo que hay, lo que uno sembró y debe hacerse cargo.

Las Creencias religiosas prometen sin cuestionamientos un mundo a venir mejor. "Paz al fin", "Paso a mejor vida", "Ahora es libre", "En esta vida se sufre, luego viene el goce", hay muchos comentarios que uno suele escuchar a la hora de la muerte de un ser querido que describen un lugar mejor que este en el que vivimos. La entrada a ese "paraiso" tiene un precio simple: “portarse dignamente”. Ahora, al prometer un mañana mejor nuestra ansiedad indudablemente nos llevara a correr hacia ese lugar paradisiaco. Viviremos esperando el mañana, la muerte. Esa ansiedad nos hará evadir el Presente, el Regalo de la vida. Notaremos que estamos casi siempre apurados, que hasta hay días que no nos alcanzan las 24 horas. Nuestra respiración se eleva al pecho y dejamos de respirar profundamente. Nos enfermamos y deprimimos. Una salida a esa tormentosa sensación son las drogas o la promesa de un tiempo de Paz, Amor incondicional y elevación del Ser a venir. Todas esas promesas, que nadie sabe si existen, están en el presente. Están al alcance de todos y en este preciso momento, solo hay que aprender a vivir en el. Tolerarnos y mantenernos relajados ahí. Si logramos eso la ansiedad muere ya que allí todo es eterno, no existe las fronteras del tiempo y del espacio, solo existe el presente, si, el regalo.

Nuestro presente, es esto que esta sucediendo ahora mismo mientras lees mis escritos. Es hermoso proyectar un futuro, no es lindo estar preocupado con el, es sabio aprender del pasado, pero feo preocuparse por el. Nada puede sacarte del presente, salvo tu propia ansiedad de lo que vendrá. Lo que vendrá si estas en este momento percibiendo la vida a través de tus 5 sentidos, sean sensaciones y sentimientos agradables, o no tan, serán nuestra guía para saber cual es el movimiento, el cambio para sentirnos mejor, y evolucionar como seres ;)