jueves, 13 de mayo de 2010

El Egoísmo


200.000 años tan solo desde que el primer primate percibe que esta vivo. Imaginemos a un orangután (animal que le sigue en evolución al ser humano) que se da cuenta que esta vivo y que puede disfrutar de los dones de esta tierra y cielo hermosísimos que lo rodean. En un mundo primitivo en donde la ley de la selva predominaba, esto era una ventaja enorme, y hasta un arma poderosísima, que fue convirtiéndose en una gran utilidad, para entre otras cosas, dominar a otras especies. 130.000 años del nacimiento del Homo Sapiens Moderno (Nosotros) ante los 4500 millones de años que se le calcula de vida al planeta Tierra, no son ni escasos segundos de la vida de cualquier ser. Estamos recién empezando a desarrollar y a evolucionar nuestro cerebro. Es lógico que solo utilicemos el 8 % del mismo, es que recién estamos desprendiendo del reino animal. Reino en donde solo se intenta sobrevivir un día más. El Animal se defiende el Hombre piensa.

Y si apenas soy un orangután que se da cuenta que esta vivo, es obvio que voy a querer vivir muchos años, los mas que pueda porque la felicidad de saber “estar vivo” es inmensa. Yo soy Yo, el mundo gira a mí alrededor, debo ser algo muy importante para darme cuenta de tantas cosas. Comienza mi práctica sobre mi Yo, mi ego-ismo. Pero ese mismo raciocinio, hace que un día me encuentre con algo que aparentemente marcaría un final a dicha dicha (valga la redundancia). Algo que hace que las flores se marchiten, la fruta se pudra, el pasto se ponga marrón, los ríos se sequen y que los animales duerman hasta derretirse sobre la tierra y ser absorbidos por ella, polvo al polvo. Algo que mi mente aun no puede comprender, algo en total oscuridad mental. Algo que al no tener una respuesta me asusta.

Mis compañeros pensantes, van disolviéndose, en la tierra, son como absorbidos por ella, no los veo más. Tengo sentimientos de tristeza, sentimientos que me angustian. Mi mente comienza a comprender que un día seré yo quien me desvanezca en la tierra y deje de ser el que soy. Entonces ya que no entiendo el porque, aunque sea le pongo un nombre y bautizo a ese proceso casi cíclico de todas las especies vivas “La Muerte”. El final del camino, el fin de la Luz. Entonces en vez de crecer a través de mis sentidos (los 5), disfrutando de mi conciencia que buscar sensaciones nuevas, dedico el día a pensar en la Muerte. Ya la vida es algo conocido, las respuestas son bastantes fáciles de encontrar, por ejemplo, la flor tiene aroma para atraer a la abeja que saca el néctar, colecta indirectamente polen y ayuda a esa planta a seguir procreando su especie en la Tierra. Pero, la Muerte….. Caramba, no hay ninguna respuesta real. Nadie regreso, la planta no volvió a crecer, el animal se disolvió hasta desaparecer, y mis compañeros pensantes jamás volvieron. Simplemente se descompusieron y fueron absorbidos por la Tierra. Los que quedamos queremos respuestas a esa pregunta existencial, estamos angustiados. Mientras el reino animal disfruta de la dicha de vivir sin cuestionamientos, nosotros los evolucionados mentalmente sufrimos la angustia de saber que algún día todo se termina. La conciencia de Fin, de Mortalidad.

Entonces recuerdo que a veces cuando duermo y descanso de noche sueño cosas bellas. Recuerdo a los que ya no están y los siento como presentes. Los jardines nunca dejan de crecer y la luz es calida y hermosa. No quiero despertar, cuantas veces nos ha pasado de querer volver a un sueño una vez que uno despierta.

Entonces mi mente inquieta, imagina que tal vez, cuando cerramos los ojos para no abrirlos nunca más y mezclarnos con la tierra, comienza un sueño eterno. Un sueño maravilloso, si es que uno ha vivido una vida buena, ya que este sueño depende de lo que la mente, la conciencia de cada uno forjo. Entonces la persona buena de corazón sueña con todos sus seres queridos, y todos esos lugares hermosos que supo disfrutar mientras sus ojos eran abiertos. Aquel que por el contrario utilizo su mente para dominar a otros, para conquistar, sembrar terror y miedo soñaría cosas horripilantes. Nada distinto a lo que nos pasa con nuestros propios sueños. Pero este es eterno, no nos despertamos y sigue por una eternidad.

Le cuento a mis pares esta idea, y los hace felices. Se tranquilizan, creen que es una posibilidad. La Muerte nos llega pero también el sueño eterno. Pero.... caemos en la trampa del Ego. Nuestras vidas se basan en ese pensamiento. Estamos acá por cuestiones que van más allá de nuestra comprensión y luego al morir comienza nuestra verdadera dicha, nuestra paz, nuestra inmortalidad. Nuestra verdadera vida rodeada de todo aquello que nos merecemos por haber vivido como vivimos. Y ese Egoísmo, casi lógico, pero primitivo por la corta edad que tenemos de uso y evolución mental, nos arranca del presente, dejamos de oler la flor, saborear los frutos, abrazar a nuestro compañero y disfrutar de ese único momento eterno que se llama el Presente. Y la palabra “Presente” que entre otras cosas también significa regalo, en este caso un regalo de la vida, de la evolución y que se llama “La conciencia” pasa a ser algo secundario. Nuestro miedo a la mortalidad nos lleva a creer en esta vida como en una pasajera, para luego entrar en el sueño eterno.

El Egoísmo nos lleva a creer en aquello que nos conviene. Cuanto mas preocupado por esa oscuridad de Muerte mas nos aferramos al pensamiento del sueño eterno. Parecería que nuestras vidas están ahora completas, porque tenemos la ilusión, la creencia de la eternidad. Nos morimos pero luego seguimos. Es genial eso, pero.... es solo un hermoso deseo que nos arranca del regalo del presente. Nos dan ganas de ir a ese lugar. Vivimos rápido, con ansiedad y deseos de estar con nuestros compañeros que se disolvieron.... El presente mismo es Eterno, nunca deja de ser Presente, regalo. Seguramente mi Ego no tolera que la misma se acabe, volviendo al polvo lo que del polvo surgió y que solo sea eso. La Vida después de la Muerte siempre será un pensamiento hermoso, una creencia tranquilizadora, o un gran misterio. La Vida, en cambio, siempre entrara por nuestros sentidos. Nos recordara que estamos vivos y que nuestra mente evoluciona a partir del misterio que nos lleva a preguntar y preguntar y preguntar…

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