lunes, 29 de marzo de 2010

El Calor


El calor siempre se transfiere entre diferentes cuerpos o diferentes zonas de un mismo cuerpo que se encuentran a diferentes temperaturas y el flujo de calor siempre ocurre desde el cuerpo de mayor temperatura hacia el cuerpo de menor temperatura, ocurriendo la transferencia de calor hasta que ambos cuerpos se encuentren en equilibrio térmico. (Fuente, Wikipedia)

¿Y si es el calor es la energía responsable de nuestras atracciones?

Los Planetas se sienten atraídos al Sol, quien con su intenso fuego provoca un campo de atracción equivalente y proporcional al calor que emite.

El Sol seria para nosotros los seres humanos el ejemplo más cercano y contundente de este fenómeno de calor - atracción. Es entendible entonces como para muchas civilizaciones antiguas él era el símbolo representativo de ese hijo importante que el Universo creo y nos mando. Y el Sol tan simplemente es, brilla, entrega su calor incondicionalmente, ilumina la oscuridad y se esconde de noche para que su fuego, “pasión”, no termine dañando la superficie de la Tierra. La frase “Soy lo que Soy” en él calzaría como guante. Simplemente él es.

En Egipto, el culto al Sol prevaleció durante siglos y se asoció su poder a muchos dioses, como Horus, Ra, Uadyet, Seljmet, Hathor, Nut, Bast, Bat y Menhit. A partir de la quinta dinastía los dioses locales se funden con Ra que era el símbolo de la luz solar, dador de vida, así como responsable del ciclo de la muerte y la resurrección. Se cree que el Sol tuvo una gran influencia en el pasaje del politeísmo al monoteísmo.

En la Mitologia Griega Helios era la personificación del sol. Para los mejicanos el dios solar azteca Tonatiuh. Y hay muchas mas civilizaciones que hacían culto al Sol. El Iluminado, el Hijo de Dios, el Avatar, El Mesías, muchos fueron sus nombres y simbolismos de aquel que da generosamente su calor, su energia.

El cristianismo, partiendo de un culto ancestral, identifica sol y luz como se reitera en evangelios y epístolas. La luz es un signo que manifiesta visiblemente algo de Dios: es el reflejo de su gloria. Y así este Cristo-Helios es el Cristo-Luz. En el pensamiento de los Padres sol, luz y Cristo también son ideas especialmente relacionadas y no es difícil encontrar en sus obras símiles literarias donde se parangona, por ejemplo, la resurrección de Cristo con la salida del sol. (Fuente. Fundación Universitaria Española)

Cuanto mas retrocedemos en el tiempo mas encontramos pictografías y simbolismos en donde al Sol se lo considera, mínimamente como al hijo del Dios creador, o al Dios mismo.

¿Y que seria lo que el Sol nos entrega tan valioso como para darle un significado tan importante como la del hijo de Dios, o Dios mismo? Parecería que es EL CALOR. Y en una libre asociación de palabras, si parto de CALOR me llegan: amor, calidez, ternura, dulzura, pasión, curación, energía, movimiento, alegría, vibración, VIDA! (paro acá). Todas palabras asociadas con el bienestar, con el placer con el estar bien.

En un mundo de analfabetos e ignorantes, como era en un principio, antes de la llegada de la imprenta (año 1440), la única forma de educar a los pueblos era mediante la simbología. No se necesitaba leer libros para ser una buena persona, con valores “humanos” sino que bastaba con ver, por ejemplo al Sol y sentir su calor y desear ser como él. Convertirse en un ser luminoso que sabe entregar su calor, que simplemente “es lo que es”. El Sol como creador del cielo y de la tierra ya que sin el no existiría ninguna vida sobre ella y el cielo celeste dejaría de existir para ser el Universo infinito.

Cuanto mas pienso en el calor como una fuerza, como una energía vital, más me aparece la palabra Amor. Pienso en todas las personas que han pasado, o están presentes en mi vida, y trato de imaginármelas como Soles, trato de ver su luz, sentir su calor, y increíblemente el amor que me une a cada una/o de ellos, muertos o vivos, esta proporcionalmente vinculado a esa sensación de calidez que cada uno me transmitía o transmite.

Concluyo entonces que al igual que el Sol que ilumina, entrega su calor y se esconde de noche para que su fuego no nos dañe, debo encender mi fuego interior, conocerlo, alimentarlo y aprender a controlarlo (no reprimirlo) para que aquellos que se sientan atraídos por mi calor y giren a mi alrededor no sean dañados por el mismo. Algo así como aprender a convivir con nuestro fuego, nuestra pasión.

Encontrar ese equilibrio casi perfecto que encontró el Universo al crear las galaxias, y sistemas solares como el nuestro. Propongo dejar a los libros, por un tiempo en las bibliotecas, y observemos nuestro entorno como hacían todos en otras épocas, él nos habla, nos muestra y nos instruye. La mera observación en silencio conlleva al descubrimiento de muchas posibles respuestas existenciales. Cuanto más lo hacemos, mas vuela la mente y mas espirituales nos convertimos. Mente y Cuerpo fusionados a través de los 5 sentidos decodificando todo este Universo lleno de incógnitas. Y el privilegio de hacerlo en este paraíso terrenal donde las señales, nuestras observaciones, vivencias y el simbolismo correspondiente que le demos están por doquier. Como escribió en una de sus canciones Miguel Abuelo “La vida es un libro útil para aquel que pueda comprender!"

Veo a las personas como fuentes de calor, que no es mas que ver a las personas por su Amor ;0)

1 comentario:

  1. Muy buen articulo, te felicito. EL SOL es fuetne tambien de nuestra mas nativa inspiracion ,de energia casi infinita que reside en cada hombre para cambiar su propia vida y quizas el Orbe entero.

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